Cuestión de tiempo

julio 22nd, 2014

El teléfono sonó cuando María ya no esperaba nada, cuando ya no sentía ni padecía su ausencia.

María ya no lloraba, por él ni por nada.

Estaba hueca, hasta la rabia y la pena que sintió en su día le abandonaron por aburrida.

Su piel se volvió áspera y seca, sus ojos vidriosos, por esa familia de lágrimas que había encontrado en sus ojos el mejor hogar.

María estaba vacía pero ya no pensaba en él, y se había acostumbrado al frío en sus huesos, puesto que en cierto modo había paz.

Y de repente esa llamada…. Pidiendo perdón y dándole explicaciones.

Había soñado tantas veces con esa llamada, con esas disculpas, con ese ‘te echo de menos’.. Y ahora que lo escuchaba era incapaz de sentir alegría, ni odio siquiera…

Seis meses era mucho tiempo… Había tardado seis meses en disculparse, 6 meses en los que ella se había consumido y ahuecado.

Ella nunca habría desaparecido así, nunca le habría echo sentir insignificante.

Segunda oportunidad?? El amor verdadero nunca tiene segundas oportunidades porque nunca falla.

María le dijo que no. Y su piel resplandeció por la claridad que desprendía su alma. Su orgullo gritó todo lo que había callado y logró sostenerla en pie.

María ya no es opaca, María es otra mujer

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