Oquedad helada

julio 10th, 2015

Ese frío intenso, que aparece despiadado, al evaporarse el cobijo dado por el abrigo de tu desnudez .

Ese sabor dulce, por el que retrasa alimentarse para que tu aliento siga viviendo en su boca…

Esas manos que te han acariciado durante horas, almacenando con detalle la topografía de tu cuerpo.

Esa piel que, cerrando los ojos, aun recuerda el tacto de tus dóciles manos.

Esos ojos soñolientos, que apenas han dormido velando nerviosos por tu descanso.

Esa cabeza loca suya, que no atiende a razones, que se empeña en tenerte cerca y respirarte sin plantearse nada.

Ese instinto básico, que te busca y le exige, que le imanta a tu cuerpo y sus caprichos, doblegado a tus reglas. 

Ese orgullo vendido, que por tí olvida y perdona, vistiéndose de humildad en tu presencia. 

Esas dudas, que siempre se evaporan en tu mirada  y reaparecen alocadas en tu ausencia.

Esa sensación de ser completada por unas horas para acabar fría y vacía, sin nada…

Oquedad helada, porque no hay peor vacío que el que le inunda cuando te marchas…

Leave a Reply